Introducción
«La maldad espiritual en los Cielos»
El vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín debería haber sido un tiempo de reflexión. Sin embargo, se ha convertido en un cliché para recalcar la naturaleza «milagrosa» del acontecimiento: fue un sueño que se hace realidad.
Con la desintegración de los regímenes comunistas, que se desplomaron como un castillo de naipes, sucedió algo inimaginable, algo que no se hubiera considerado posible incluso un par de meses antes. ¿Quién en Polonia se podía haber imaginado la celebración de elecciones libres, o a Lech Walesa como presidente?
VÍDEO: Vivir en el fin de los Tiempos (según Slavoj Žižek)
Sin embargo, hay que señalar que pocos años después se iba a producir un «milagro» incluso mayor: el regreso al poder de los excomunistas por medio de unas elecciones libres y democráticas y la total marginación de Wal,sa, un personaje que había llegado a ser más impopular que el general Wojciech]aruzelski, el hombre que década y media antes había intentado aplastar a Solidaridad con un coup
La explicación habitual de esta posterior inversión recurre a las «inmaduras» expectativas utópicas de la mayoría de la población, cuyos deseos se consideraban contradictorios o, más bien, inconsecuentes. La gente quería nadar y guardar la ropa, quería la libertad democrática-capitalista unida a la abundancia material, pero sin pagar el precio completo de vivir en una «sociedad de riesgo», sin perder la seguridad y estabilidad que en su momento habían garantizado (más o menos) los regímenes comunistas.
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